En este mundo creativo hay una frase que suele utilizarse de manera recurrente: “esa marca se vende por sí sola”, y hay cientos, o miles, de casos que se nos pueden ocurrir al escucharla. No es necesario indagar en este apartado; sabemos que, en este momento, ya habrás pensado en dos o más ejemplos.
Pero, si se trata de una marca “recién nacida”, o que todavía está en su proceso de cosechar éxito en el público, ¿el proceso de reconocimiento es mucho más difícil? ¡No necesariamente! Y con esto no nos referirnos a comparar dicha marca con otras como Adidas, Pepsi o Samsung, puesto que eso podría malinterpretarse y provocar el pensamiento erróneo de que sólo las marcas grandes pueden ser reconocidas.

Como hemos mencionado en muchas otras ocasiones, en el marketing y la publicidad siempre hacemos uso de las campañas, independientemente del objetivo de estas, pero, al fin y al cabo, todas son estrategias concretas que requieren de ciertos pasos para lograr un objetivo, en este caso, para el reconocimiento de marca.
¿En qué consisten dichas campañas? Para iniciar, no solo se tratan de dar a conocerla, sino que también de “colocarla” en la comunidad a través del impacto positivo que la marca pueda provocar haciendo uso de todos sus elementos principales: logo, naming, eslogan, etc.
Aquí el principal reto es el tiempo, porque incluso las grandes marcas tuvieron malas rachas en algún momento de su existencia (se dice que Coca-Cola vendió poco menos de 30 botellas en su primer año), y es por eso que recurrir a una campaña de reconocimiento es una pieza fundamental para lograr esa meta.
De igual forma, vamos a señalar que los beneficios a largo plazo de este proceso se resumen en una fidelidad establecida por parte del público, lo que generará una infinidad de recomendaciones y así garantizar un crecimiento de comunidad exponencial.
¿Qué pasos son necesarios para una campaña de reconocimiento?
Una segmentación adecuada

Puede que este punto parezca obvio, pero es aquí donde comienza una buena parte del éxito. Tú como marca: ¿sabes a quiénes vas a venderte? ¿Tienes nociones de los gustos, personalidad, forma de pensar y hábitos de consumo de tus posibles clientes? Imagina que eres una marca de moda con diferentes líneas enfocadas a hombres, mujeres, jóvenes y hasta niños. Aquí ya existen ciertas divisiones, pero todas comparten la misma relación: la vestimenta y el estilo, aunque los segmentos antes mencionados pueden ser la diferencia entre el buen recibimiento y el fracaso. ¡Nada nuevo tratándose de asuntos publicitarios!
¡Storytelling!

No nos vamos a cansar de hacer un énfasis en este aspecto: una marca que no solo te vende productos o servicios, sino también emociones, memorias y sentimientos se ha ganado un poderoso lugar en el mundo del marketing. Esto implica que dicha marca tenga sus valores definidos, una personalidad concreta y un estilo propio de comunicación. Si juntas esos aspectos para contarle al público una “historia publicitaria”, ¡estás del otro lado!
Genera confianza

Como consumidor, ¿no crees que cuando una marca comparte casos de éxito reales te impulsa a querer acercarte a ella? Esto es lo que sucede al principio, y una vez que has decidido consumirla, está claro que será una de tus primeras opciones, si no es que la primera, al momento de volver a adquirir el producto/servicio que esta ofrezca. ¡Eso es precisamente lo que una campaña de posicionamiento también debe generar! Y una vez que ese vínculo con el público se ha creado, solo queda mantenerlo y fortalecerlo.
Entonces, como podrás ver, el posicionamiento sobresaliente de una marca no necesariamente depende de invertir cantidades monetarias extraorbitantes, sino de llevar a cabo estos pasos, junto con otros que puedan ser necesarios, dependiendo de las metas y necesidades de la misma, y poco a poco tendrá un valor mucho más notorio tanto en su respectiva comunidad como en su mercado.
¿La mejor parte de todo esto? ¡En WeProm podemos ayudarte a lograr estos objetivos! Solo necesitas acercarte a nosotros, confiar en nuestra creatividad y lo demás queda en nuestras manos.